Valerian se publicó en las páginas de la revista Pilote con excepción de algunos episodios cortos, más tarde reunidos en un álbum, que fueron publicados en formato de bolsillo en el mensual Superpocket Pilote.
Al comienzo, los guiones fueron firmados con el nombre de Linus pseudónimo de Pierre ChristinValerian y Laureline son dos agentes espacio-temporales al servicio del Imperio Terráqueo con capital en Galaxity. Espacio-temporal es un término que recoge la doble posibilidad de sus aventuras: viajar por los lugares más alejados de la Tierra mediante saltos a través del hiperespacio y viajando a lo largo del tiempo con un dispositivo incorporado en la misma nave que les permite estar en cualquier lugar y tiempo del pasado de nuestro planeta.
La particularidad de las aventuras de Valerian y Laureline está precisamente en su radicalidad en la defensa de valores más propios de la izquierda que de la derecha, cosa muy poco habitual en los héroes del cómic. De este modo, ante el posible conflicto de intereses entre los colonizadores y los nativos de un planeta, los protagonistas toman partido a favor del abandono de la colonización terráquea. A lo que hay que añadir, además, el preponderante papel de Laureline, a lo largo de la saga, que asume papeles tradicionalmente atribuidos a los héroes del cómic. Y todo ello, empleando una desbordante imaginación que convierte estos álbumes en auténticas joyas [sinopsis gracias al Sitio de Ciencia-Ficción].
Empezó siendo una serie de concepción modesta, constreñida por el titubeante dibujo semi-humorístico de Mezières, y en apenas un par de años se convirtió en un referente importantísimo para toda la ciencia-ficción por venir, tanto en la historieta como en el cine. Ya hemos dicho aquí mismo cómo un tebeo de pocas páginas (The Long Tomorrow, de Moebius y O´Bannon) marcaría la estética del cine durante décadas, y las aventuras del amable Valèrian y su inseparable Laureline son el otro puntal de donde chuparía Hollywood (o más concretamente Lucasfilm) buena parte de los logros artísticos que deslumbrarían al público desde las pantallas; échese una ojeada, en cualquier caso, a un título tan indispensable como El embajador de las sombras (1975) para ver cuánto y de qué calidad debe la saga galáctica a los decorados, mundos y alienígenas que desfilan en tropel por esta historieta.
Porque esa es la esencia de la serie: dar rienda suelta a la imaginación desbordante de Mezières y arroparla de unas aventuras que son, principalmente, un puro divertimento amable, donde ni siquiera la destrucción de planetas (impresionante el Nueva York sumergido de una de las primeras historias, La ciudad de las aguas turbulentas) llega a plantearse como una tragedia insalvable. Lo principal de Valèrian y sus aventuras es el énfasis en la zoología, la botánica, la orografía e incluso la arquitectura y la tecnología de las innumerables razas extraterrestres que van asomando a sus páginas, sólo ocasionalmente humanoides, y siempre cargadas de un punto creíble que las vuelve, en ocasiones, entrañables: recordemos esa curiosa mezcla de guerreros galos e indios americanos que son los habitantes originales de Alflolol, o el cagoncete cuerno de la abundancia que es el transmutador gruñón de Bluxte. El colorido de E. Tran-Lê, en ese sentido, sirve para potenciar aún más ese afán por crear mundos distintos al nuestro, envolviendo la atmósfera de cálidos tonos azules y atrevidos rojos terrosos.
Como héroe, Valèrian dista mucho de ser un superhombre al estilo de los que el género nos tiene acostumbrados (y eso queda bien claro en la divertida parodia de las ideologías del siglo XX y los superhéroes de los cómics que es el álbum Los héroes del equinoccio), siendo más bien un joven en ocasiones alocado y en ocasiones ingenuo, algo calzonazos en muchos momentos, que debe buena parte de sus éxitos a la presencia constante (o al trabajo in absentia) de su compañera Laurie, una pelirrojita sexy perteneciente en su origen a la Tierra medieval y a quien el héroe conoció en su primera aventura allá en 1967. Laurie, de todas formas, pronto superaría el corsé de chica-a-salvar-de-toda-situación, y se convertiría en una heroína ella misma, siempre dispuesta a usar la cabeza, el sentido común y el buen humor para rescatar a su chico y a la galaxia; no es extraño que ese álbum original de su presentación (Les Mauvais Rêves) esté fuera de colección y no haya sido publicado siquiera en España, pues es difícil asimilar que Laureline sea una doncella medieval y no una chica del futuro.
Como agentes espacio-temporales de Galaxity, y quizá herederos del mayo francés, tanto Valèrian como Laurie se descubren como críticos e irrespetuosos con el poder. Los terrestres, bien como raza o como estamento político y militar (y recuérdese la crítica continua a los burócratas de Galaxity o al cuasi-yanqui enviado terrestre de El embajador de las sombras), son continuamente puestos en solfa por los comentarios mordaces y la actitud de rechazo de ambos personajes. Quizá como justo castigo a los tejemanejes en el espacio y en el tiempo de ese imperio galáctico que los hombres dominan sin importarles nada más, Valèrian y Laurie serían prácticamente los únicos agentes temporales en salvarse de la hecatombe causada al evitar la destrucción de la Tierra… destrucción que daría origen a Galaxity según los primeros álbumes. Obligados sin duda porque esa catástrofe no ocurrió en el 1986 “real”, los autores rizarían el rizo de las paradojas temporales desclasando a los personajes de su civilización, y convirtiéndolos en desfacedores de entuertos nucleares y buscadores de empleo en el Centro Galáctico, a la espera de poder rehacer algún día esa civilización humana en las estrellas que, de puro buenazos, han impedido que exista.

Los autores

Pierre Christin nace en Saint Mandé, Francia, en julio de 1938. Tras estudiar en la Sorbonne y en el Institut d’études politiques de París, escribió en 1967 el primer episodio de Valerian para su amigo Jean-Claude Mezières. Ese mismo año crea lo que va a convertirse en la escuela de periodismo de Burdeos y empieza una tesis sobre el género de los sucesos. Colabora en Pilote, donde trabaja con los grandes nombres de la bande dessinee (Tardi y Boucq, entre otros) y escribe algunos de los clásicos del género, como LAS FALANGES DEL ORDEN NEGRO y PARTIDA DE CAZA, ambas con Enki Bilal. A Christin le gusta viajar tanto alrededor del mundo como alrededor de París, es un apasionado de las megápolis como de los desiertos, y ha escrito tanto guiones de cine (BUNKER PALACE HOTEL) como novelas (L’OR DU ZINC) además de libros ilustrados (como la serie Las correspondances de Pierre Christin)

Jean-Claude Mézières nació en Paris en septiembre de 1938. Todavía en la escuela de arte, comenzó a trabajar en varias revistas infantiles. Tras varios años dedicados a la ilustración y la publicidad, y una larga temporada en Estados Unidos, produce el primer episodio de Valerian (1967) con guión de su amigo de la infancia Pierre Christin. Esta epopeya de ciencia-ficción, debutó en la popular revista Pilote, dirigida al público juvenil. Hoy en día, Valerian sigue en producción y nunca ha dejado de un éxito de ventas. En 1984, Mézières ganó el Gran Premio de la Organización Internacional del Festival de Angouleme. En 1992, el Luc Besson acudió a Mézières para que interviniera en diseño artístico de su ambicioso proyecto, EL QUINTO ELEMENTO. La película fue todo un éxito de taquilla.. Entre sus otros trabajos, Mézières ilustra portadas de disco, sellos de correos y diversos diseños.

Puedes encontrar el comic completo en: http://howtoarsenio.blogspot.com/2010/11/valerian.html
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