“¡Abrázala estúpido!”, se escuchó en el cuarto semi oscuro. Quien había pronunciado esas palabras miraba con atención a través de una ventana iluminada: su televisión, y animaba al baboso de Keiichi a que tomara a la inigualable Belldandy entre sus brazos. Era un grafófilo.
Todos los fans de anime sufren en cierto grado de grafofilia. Del griego grafos, “descripción o dibujo”, y filos “amor o atracción”, la grafofilia es el extraño amor platónico hacia los dibujos tan diestramente dibujados por artistas varios, siendo las mujeres del anime las que mas adoración reciben. Digo, algo tienen Akane, Ranma-chan, Priss, Belldandy, Minmei, Ryoko por citar a algunas. Y las mujeres no están exentas, lo que pasa es que, además de tener menos material, se callan muy bien su manía.
La grafofilia tiene dos dimensiones: La logrofilia y la iconofilia. La primera en la que el sujeto gusta de leer, y la segunda, de ver representaciones gráficas que pueden ser dibujos, fotografías, pinturas, etc. Por lo general van unidas aunque pueden manifestarse por separado.
Pero, ¿qué diantres tienen esas monas que causan esos sentimientos tan infundados? ¿Cómo es que queremos a una Belldandy si por ahí perdida hay una Luisa o María que efectivamente corresponden nuestro amor (y además, pequeño detalle, existen). Hay que reconocerlo, los personajes femeninos del anime suelen resultar más interesantes que los masculinos; son por lo general mujeres que, o están muy seguras de lo que quieren, o su carácter es realmente magnético; y además son bonitas y bien formadas.
“Pero si están bien ojonas”, dirían algunos, “están muy flacas y tienen un boquita muy chiquita” dirán otros, pero ese yo que se que se yo esta ahí, y nadie puede negarlo.
Vamos a la parte aburrida. En su libro Understanding Comics, Scott McCloud (del clan McCloud) describe con increíble simplicidad la relación que tenemos con las caricaturas. Un icono es una representación gráfica de algo; es un contenedor de significado, y ese significado se lo ponemos nosotros como cultura. En el arte gráfico, mientras mas icónica es una representación, más esfuerzo ponemos de nuestra parte para dotarlo de significado. Este esfuerzo no solo es inconsciente; también es automático.
El poder que tienen las caricaturas es que al recurrir a una representación icónica, nos pide más esfuerzo mental; porque llenamos al significante con nuestro significado, nos identificamos más con él. Lo que McCloud dice, es que, al ver una caricatura, inconscientemente nos estamos viendo a nosotros mismos.
El maestro Marshall McLuhan (¿del clan McLuhan?) hablo de los medios fríos y calientes, donde un medio frío transporta menos información que un medio caliente. Los medios calientes, al inundar de material al cerebro le impiden hacer relaciones propias y desarrollar la creatividad (ejemplo: las telenovelas idiotizantes con información visual, auditiva, verbal, situacional, etc., contra un libro, que solo tiene información visual simbólica). ¿Cuál es la relación? Que la caricatura, como medio mas frío que el dibujo realista, permite al lector trabajar más con la imaginación; es decir, permite la identificación.
¿Que tiene que ver esto con la grafofilia? Simple: el estilo gráfico japonés es más icónico que el occidental. Los personajes se sienten un poco mas “lejos”, destacan su otredad y se diferencian de nosotros mismos. A diferencia de los dibujos menos icónicos, es decir con más detalles realistas, son con quienes nos identificamos mas fácilmente: se pueden ver las diferencias entre el estilo de dos figuras lejanas y distantes como los reyes Beld y Fahn (estilo realista) contra la mayor simplicidad en los trazos de Parn o Deedlit, todo ellos del anime Record of Lodoss War.
Esta identificación nos hace proyectar a nuestros personajes favoritos lo que deseamos de nosotros o de otras personas; los personajes animados, en su función de íconos receptores de significados, nos sirven como marco donde volcamos nuestros deseos. Es por ello que al admirar a Akane, los hombres estamos viendo en ella el modelo o la plantilla de nuestra mujer ideal: bajita, pelo corto y negro, ojos café… una personalidad neurótica… pero eso ya es harina de otro costal.
No hay nada malo en la grafofilia; siempre y cuando no ignoremos que los personajes son sólo una pauta de lo que buscamos en una pareja; no una pareja potencial, jeje. Así que pueden seguir soñando con Akane, Ranma-chan, Priss, Belldandy, Minmey o Ryoko; yo me quedo con Candy candy.
Publicado originalmente en PlanB N.3